Guía general para la depresión

Cualquiera que sea el importe, aunque te pueda parecer insignificante, será clave para poder seguir llevando a cabo nuestra labor de la mejor manera posible.

De forma coloquial, a menudo usamos la palabra depresión para referirnos a un estado de ánimo más bajo de lo habitual. Pero es mucho más que eso. Es un trastorno psicológico afectivo que supone cambios importantes en la manera de pensar, sentir y comportarse de una persona, y que varía desde bajadas transitorias del estado de ánimo (características del curso vital) hasta el síndrome clínico, con signos y síntomas asociados, distintos a los que habría en un estado de ánimo considerado normal.

Depresión procede de la palabra latina “depressio”, que significa hundimiento. La persona que la padece siente un peso sobre sí misma, se siente hundida. La depresión es, probablemente, el trastorno psicológico que más daño origina a la persona que lo padece y a sus familiares. Afecta a todos los ámbitos de la vida y  puede conducir a quien lo sufre al suicidio.

La depresión es una enfermedad tratable, pero es uno de los problemas de salud más serios y comunes de nuestros días. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2020, la depresión se había convertido en la segunda causa de incapacidad en el mundo, contribuyendo de forma muy importante a la carga mundial general de morbilidad.

¿Qué es la depresión?

¿Qué es la depresión?

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Es un trastorno emocional que se caracteriza por un estado de ánimo deprimido y anhedonia o pérdida de interés por las actividades cotidianas de la vida. Además, existen otros componentes afectivos, cognitivos, motivacionales, conductuales y fisiológicos:

  • Síntomas afectivos: sentimiento de culpabilidad, tristeza, vergüenza, cólera, ansiedad.
  • Síntomas motivacionales: pérdida de motivación, dependencia, tendencia a la evitación.
  • Síntomas cognitivos: indecisión, percepción catastrófica de los problemas, autocrítica excesiva, pensamiento absolutista, problemas de memoria, dificultad de concentración, déficits de aprendizaje.
  • Síntomas conductuales: pasividad, evitación, inercia, déficits en habilidades sociales.
  • Síntomas fisiológicos: alteraciones de sueño, alteraciones del apetito, alteraciones sexuales.

En el caso de niños y adolescentes, la depresión puede y suele presentarse, no tanto a través de los síntomas descritos arriba, sino más bien por un estado de ánimo inestable e irritable, presentando además cambios de humor y problemas de comportamiento en el colegio. Es fundamental prestar atención a estas señales, entender que pueden ser las señales clave de que este niño o adolescente necesita ayuda psicológica para volver a sentirse bien, no interpretarlas como las tan pregonadas «llamadas de atención», no ignorarlas y no subestimarlas. Podríamos estar, por falta de entendimiento, consciencia o información, negándole la atención que urgentemente necesita y, por tanto, causándole más daño aún del que ya está sufriendo.

Tipos de depresión

Tipos de depresión

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  • El trastorno depresivo mayor se manifiesta por una combinación de los síntomas anteriores, que interfieren con la capacidad de vivir el día a día con normalidad, y disfrutar de actividades anteriormente placenteras.
  • El trastorno distímico es un tipo de depresión menos grave. Incluye síntomas crónicos que no incapacitan tanto, pero que pueden interferir en el funcionamiento y el bienestar de la persona. La característica esencial de la distimia es que el estado de ánimo depresivo está presente la mayor parte del día de la mayoría de los días durante al menos 2 años.
  • El trastorno bipolar no es tan frecuente como los anteriores trastornos depresivos (que podríamos denominar unipolares). Éste se caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: fases de ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo (depresión). Dentro de este trastorno, podemos diferenciar:
    • Trastorno bipolar tipo I: combinación de episodios depresivos con episodios maníacos.
    • Trastorno bipolar tipo II: Combinación de episodios depresivos con episodios hipomaníacos (menos graves que los maníacos).
    • Trastorno ciclotímico: combinación de episodios hipomaníacos y distímicos.
Depresión según los sexos

Depresión según los sexos

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La depresión en la mujer

En las estadísticas, se refleja que las mujeres la padecen más que los hombres, aunque también hemos de tener en cuenta que ellas son menos reticentes a buscar ayuda. De cualquier manera, los cambios hormonales parecen tener un efecto importante en el estado anímico de las mujeres. Estos cambios en los niveles hormonales se producen durante una serie de acontecimientos (cambios en el ciclo menstrual, embarazo, menopausia) y podrían estar asociados a la depresión.

Asimismo, ciertos sucesos traumáticos como violaciones y otras formas de abuso sexual pueden contribuir a la incidencia creciente de la depresión en mujeres. A todo lo anterior, podríamos sumar los cambios en el rol femenino de los últimos tiempos, por los cuales la mujer en edad adulta puede llegar a ocupar todo su tiempo material en llevar a cabo todas las tareas de las que se siente responsable aunque no lo sea (papel como profesional, madre, ama de casa…); al no poder hacer frente a su extremadamente exigente objetivo, consecuentemente aparece la frustración y esto puede desembocar en trastornos depresivos.

La depresión en el hombre

Al hombre se le diagnostica la enfermedad menos que la mujer. Supuestamente, el hombre tiene menos probabilidad de sufrir depresión, pero además es más reacio para admitir que la tiene o la puede padecer.
El alcohol, las drogas y el hábito, aceptado socialmente, de trabajar en exceso pueden enmascarar la depresión en el hombre más comúnmente que en la mujer. Otro dato a tener en cuenta es que, en los hombres, la depresión puede manifestarse con otra sintomatología (que no necesariamente se asocia con depresión): irritabilidad, ira o desaliento, y no tanto con sentimientos de desesperanza o desamparo, que suelen darse, en mayor medida, en la mujer. Por lo tanto, puede ser bastante difícil de reconocer. De cualquier manera, como se ha apuntado anteriormente, incluso en el caso en que el hombre se dé cuenta de que está deprimido, comparado con la mujer, suele tener, generalmente, mucha más resistencia a buscar ayuda.

La depresión según la edad

La depresión según la edad

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La depresión en la niñez

No es fácil percatarse de que un niño está deprimido. De hecho, es la etapa de la vida donde es más difícilmente identificable la depresión. Dado que los comportamientos normales van variando dependiendo de la etapa de la niñez en la que nos encontremos, es complicado establecer si un niño está pasando por una fase de su desarrollo o si lo que realmente le ocurre es que está deprimido. Puede ocurrir un cambio en el comportamiento, ponerse de mal humor sin razón aparente o tener problemas de comportamiento en el colegio. Un niño deprimido puede simular también una enfermedad, negarse a ir a la escuela, mostrar ansiedad de separación con sus padres, etc.

La depresión en el adolescente

Cuando el trastorno afecta a los adolescentes, se presenta en forma de tristeza, desánimo, pérdida de la autoestima y/o pérdida de interés en actividades habituales. A veces, la depresión puede ser una respuesta a situaciones estresantes comunes en la etapa adolescente. Entre las más habituales, se encuentran:

  • Los conflictos paternos – filiales
  • El estrés que produce el propio proceso de maduración
  • Los cambios en las hormonas sexuales

Los adolescentes con más predisposición a sufrir depresión son quienes tienen baja autoestima y son altamente críticos consigo mismos. Otras situaciones que pueden desembocar en depresión juvenil son:

  • Agresión o acoso en la escuela
  • Abuso o maltrato infantil
  • Déficit en habilidades sociales (limitaciones y dificultades a la hora de relacionarse con sus compañeros)
  • Dificultades del aprendizaje (dislexia, discalculia, disortografía, TEA, TDAH, etc.)
  • Enfermedad crónica
  • Crianza o cuidados deficientes
  • Acontecimientos estresantes de la vida: divorcio/muerte padres o familiares o personas muy cercanas

La depresión en la tercera edad

El mayor problema es que los síntomas depresivos en ancianos pueden pasarse por alto fácilmente. Suele ser un tremendo error común creer que el hecho de que las personas ancianas se depriman es algo normal. La depresión no es un aspecto normal de la vejez. De hecho, uno de los mayores problemas es que se considere “normal” la falta de interés en actividades placenteras y la prolongación indefinida de los duelos. La depresión en personas ancianas causa un sufrimiento innecesario para ellas y para sus familias si no se atiende debidamente; afortunadamente, con un tratamiento adecuado, es totalmente remediable y la persona puede volver a sentirse bien y feliz.

¿Qué puede hacer una persona que cree que puede estar sufriendo depresión?

Muchas personas con depresión no reciben ayuda o tratamiento porque creen que sus síntomas no se corresponden con una enfermedad que se puede tratar.

En el momento que alguien piense que puede estar deprimido, debe pedir ayuda.
  • Es importante contarle a alguien de confianza cómo se siente
  • Le ayudará hablar con su médico de familia u otro profesional de la sanidad. De esta manera, se podrá hacer un diagnóstico adecuado y podrán ofrecerle diferentes opciones de tratamiento, así podrá participar en la toma de decisiones respecto al mismo.
  • Si presenta cualquier pensamiento relacionado con la muerte, es importante hablarlo con alguien de su confianza que pueda acompañarle hasta que se sienta mejor. Otra alternativa es llamar al teléfono de emergencias (112) o solicitar apoyo telefónico específico para personas que tengas ideas de suicidio.
  • Puede contactar con un grupo de apoyo como, por ejemplo, asociaciones.

5 pautas que pueden ayudar a las personas con depresión

1. Mantenerse activo

Cuando una persona sufre depresión, puede ser realmente difícil ponerse en marcha para hacer cualquier actividad. Sin embargo, mantener un mínimo de actividad facilita el sentirse mejor.

  • Realizar una lista de actividades diarias para hacer, con la ayuda de alguien, si es necesario.
  • Es recomendable realizar actividades gratificantes, al menos, una vez al día.
  • Planificar alguna actividad física para realizar diariamente.
  • En el caso de que no le apetezca hacer ninguna actividad anteriormente comentada, puede resultar útil planificar la realización de alguna actividad con otras personas.
2. Gestionar el estrés
  • Siempre que sea posible, es importante afrontar los problemas de uno en uno.
  • Dedicar tiempo a los propios intereses personales.
  • Aprender a reconocer cundo se necesita parar, ya que todas las personas tenemos un límite. No ser excesivamente exigente con uno/a mismo/a.
3. Realizar ejercicio físico
  • Realizar ejercicio físico está asociado a la prevención y mejora, no sólo de enfermedades físicas sino, también, emocionales. De hecho, realizar actividad física de manera regular se relaciona con múltiples beneficios para la salud mental: mejora del estado de ánimo y aumenta la calidad de vida.
  • Incorporar la actividad física en su vida cotidiana. Si ya se realiza, mantenerla en su día a día e, incluso, aumentarla, siempre que sea posible.
  • Realizar actividad física al aire libre, esto multiplica sus beneficios.
  • Es preferible contar con una rutina regular de ejercicio, aunque es importante recordar que cualquier actividad física es mejor que ninguna.
  • Para facilitar el cumplimiento de realizar actividad física de manera regular, se puede plantear una actividad física en grupo.
  • Si presenta cualquier duda relacionada con el ejercicio físico, consultar con su médico.
4. Higiene del sueño

El sueño está muy relacionado con nuestro bienestar físico y emocional. Así pues, alteraciones en el sueño producen cambios en el estado de ánimo y uno de los síntomas, bastante habitual en la depresión, es el insomnio. Por ello, es de vital importancia una buena calidad del sueño para nuestra salud, sobre todo, nuestra salud emocional.

5. Evitar el abuso de alcohol y otras drogas
  • El abuso de alcohol o el consumo de otras sustancias no son ninguna opción ni solución para mejorar el estado de ánimo. De hecho, tiene el efecto contrario y contribuye a generar otros problemas asociados.
  • Si se desea disminuir el consumo de alcohol o, incluso, lograr la abstinencia, se puede pedir ayuda a amigas/os, familia o al médico de familia.
  • Si se considera necesario, existen dispositivos sanitarios especializados en el tratamiento de estos problemas.
Fuente: Grupo de Trabajo de la Guía Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Guía Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Galicia (avalia-t); 2014. Guías de Práctica en el SNS: Avalia-t 2013/06.

10 recomendaciones para tener una buena higiene del sueño

  1. Prepara unas condiciones idóneas de tranquilidad, oscuridad, silencio y comodidad en el dormitorio.
  2. Mantén un horario regular para acostarte y levantarte.
  3. Utiliza la cama para dormir, tener actividad sexual o el reposo ocasional. No acostumbrarse a ver la TV, oír la radio o usar el ordenador en la cama.
  4. Aprende a realizar pequeños rituales antes de irse a la cama, como ponerte el pijama, beber un vaso de agua o leche, cepillarte los dientes…De esta manera, se programa al cerebro para el descanso del cuerpo.
  5. No acostarse sin sueño, espera a tener sueño antes de acostarte. Si no te consigues dormir en 30 minutos aproximadamente, sal de la cama y de la habitación y trata de realizar alguna actividad relajante (no estimulante) o practica algún método de relajación.
  6. Relájate leyendo, tomando un baño caliente o escuchando música suave antes de irte a la cama.
  7. Haz ejercicio de forma regular, aunque no en las horas previas a acostarte. Se ha demostrado que el ejercicio ayuda a conciliar el sueño con más facilidad y a mantener un sueño más profundo y reparador.
  8. La actividad sexual puede ser un inductor natural del sueño para algunas personas.
  9. Procura evitar el consumo de cafeína y otros estimulantes en las 8 horas previas a acostarte.
  10. No acostarse hambriento/a pero tampoco habiendo realizado cenas copiosas. Es recomendable dejar pasar dos horas entre el final de la cena e irte a la cama.

Tratamiento farmacológico de la depresión

La depresión es una enfermedad muy estudiada y conocida, por lo que suele responder muy bien a los fármacos antidepresivos.

Para notar y conseguir una mejoría significativa, pueden ser necesarias entre 4 y 6 semanas de tratamiento y, por ello, es importante el mantenimiento del mismo, e informar a el paciente que empezará a notar cambios positivos pasado ese tiempo.
Es muy importante que el paciente esté informado de que pueden aparecer efectos indeseables al fármaco antes de la mejoría clínica. Si éstos son soportables, se debe continuar con el tratamiento. Además, será frecuente que, en los primeros días, el paciente tenga la percepción de que su situación global empeora, ya que podría sólo percibir los posibles efectos adversos.

Duración del tratamiento

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Efectos secundarios

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Tratamientos recomendados

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Consejos para el/la paciente

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Duración del tratamiento

La duración del tratamiento dependerá de si es la primera vez que se padece un episodio depresivo o si ya ha habido episodios previos.

En caso de un primer episodio, el tratamiento se mantendrá al menos 6 meses desde la recuperación, por lo que la duración total del mismo será de 8-9 meses (2-3 para la desaparición de los síntomas y 6 más para lograr la recuperación total). En el caso de un segundo episodio, el tratamiento deberá prolongarse al menos 9-12 meses.

La mayoría de los trastornos depresivos pueden ser recurrentes y el mayor riesgo de recaídas se produce a los 4-6 meses de haber desaparecido la sintomatología. Por eso, es muy importante conocer los signos y síntomas de nuevos episodios para poder actuar a tiempo y prevenir una recaída completa.
En pacientes con numerosos episodios, la depresión podría convertirse en crónica y el tratamiento pasaría a ser de por vida, pero si un paciente ha respondido positivamente a un tratamiento, es muy probable que lo siga haciendo en posteriores recaídas.

Efectos Secundarios

Con algunos antidepresivos, es frecuente que aparezcan sequedad de boca, estreñimiento, visión borrosa, sequedad ocular, retención urinaria; para aliviarlos es recomendable:
  • Restringir el consumo de café, refrescos con cafeína y bebidas alcohólicas.
  • Beber frecuentemente pequeños sorbos de agua a lo largo del día o incluso masticar pequeños trozos de hielo.
  • Masticar chicle también ayuda a segregar saliva (sin azúcar para evitar el riesgo de caries dental).
  • Cuidar la higiene dental y efectuar visitas frecuentes al odontólogo.
  • Utilizar estimulantes de la saliva o sustitutivos de saliva artificiales.
  • También puede ser frecuente, con algunos antidepresivos, el aumento de peso y, con otros, la disminución.

¿Qué tratamientos psicológicos están recomendados en los diferentes niveles de gravedad de la depresión?

La guía NICE (2010) clasifica en 2 grupos las intervenciones psicológicas: de baja intensidad y de alta intensidad.

Las intervenciones psicológicas de baja intensidad son eficientes y rentables para el manejo de la depresión leve y la depresión menor, y son el tratamiento de elección en el inicio de estos trastornos. Incluye los siguientes abordajes:

  • Guía de autoayuda dirigida, basada en los principios de la Terapia Cognitivo-Conductual
  • Terapia Cognitivo-Conductual por Ordenador (TCCO)
  • Programa estructurado grupal de actividad física
  • Grupos de autoayuda

Las intervenciones psicológicas de alta intensidad están dirigidas, generalmente, a personas con depresión mayor moderada y grave. Los abordajes recomendados son:

  • Terapia Cognitivo-Conductual (TCC)
  • Terapia Interpersonal (TIP)
  • Activación Conductual (ocasionalmente)
  • Terapia de Pareja (ocasionalmente)

La TCC tiene la evidencia más robusta por su eficacia. Ello le hace ser la terapia psicológica de primera elección. La TIP es considerada una alternativa adecuada a la TCC , para depresión mayor moderada.

 

Fuente: García-Herrera Pérez, Bryan; Nogueras Morillas, V,; Muñoz Cobos, F.; Morales Asencio, J.M. Guía Práctica Clínica para el Tratamiento de la Depresión en Atención Primaria. Distrito Sanitario Málaga-UGC Salud Mental, Hospital Regional Universitario «Carlos Haya». Málaga, 2011.

Consejos para el paciente

Recuerde que el farmacéutico es un profesional del medicamento. Consulte con él dudas acerca de la
enfermedad o del tratamiento, le ayudará.

  • No debe interrumpir de forma brusca el tratamiento sin consentimiento del médico.
  • No utilice una dosis superior a la prescrita ni más tiempo que el indicado por su médico.
  • No conduzca ni maneje maquinaria peligrosa hasta comprobar que el medicamento no afecta a su capacidad de conducción.
  • Evite el consumo de bebidas alcohólicas durante el tiempo que dura el tratamiento.
  • Si está o pretende estar embarazada, o en periodo de lactancia, advierta de su situación al médico antes de que prescriba el tratamiento.
  • Consulte a su médico o farmacéutico si va a tomar otra medicación, incluyendo aquellos fármacos que no necesitan receta

Acuda al médico o consulte a su farmacéutico en caso de notar euforia, que no puede parar de hablar, irritabilidad, agresividad, nerviosismo, pensamientos autodestructivos o empeoramiento del estado depresivo. Con el uso de antidepresivos, se debe evitar la exposición prolongada al sol sin protección solar, por el incremento del riesgo de fotosensibilidad. Por último y para evitar la sensación de mareo al levantarse de la cama en el inicio del tratamiento, hay que intentar incorporarse lentamente, elevar la cabecera de la cama 20º y realizar las tareas de mayor riesgo acompañado, como el baño.

Recuerda

  • La depresión es una enfermedad, no hay culpables, sólo personas enfermas que necesitan ayuda, pídela.
  • Aprende a quererte con tus defectos y con tus virtudes.
  • En la vida, hay problemas y situaciones de difícil solución. Busca ayuda y tómatelo con paciencia.
  • Sal a la calle, practica deportes o actividades al aire libre. Frecuenta tus amistades, ellas te ayudarán a superar la depresión.
  • Sé positivo, huye de los pensamientos tipo: «todo me sale mal», «nunca voy a mejorar»…no son ciertos, nunca. Son parte del autoengaño.
  • Sé objetivo, felicítate por los triunfos conseguidos.
  • No te exijas al máximo, cuando se está deprimido, no es momento para tomar decisiones importantes.
  • Ponte metas alcanzables.
  • No tengas miedo al fracaso, de los errores se aprende, y mucho.
  • Acéptate físicamente, lo que no quiere decir que te abandones o descuides.
  • No dejes cosas para mañana, organiza tu tiempo, sé ordenado a la hora de planificar las actividades.
  • Da importancia a las pequeñas cosas de la vida.
  • Busca apoyos, familia y amigos.
  • Vive el presente, evita vivir en un futuro inalcanzable o en el pasado traumático.
  • No te compares con las demás personas, realmente no sabemos cómo son.
  • Desarrolla el sentido del humor, ríete de ti mismo, desdramatiza las circunstancias adversas.
  • Controla los sentimientos, no seas esclavo de lo que siente el corazón.
  • Planea actividades, sal del aburrimiento y la monotonía, haz cosas que te llenen.
  • Interésate por las personas y las cosas.
  • Haz ejercicio físico, es actividad antidepresiva por sí misma.
  • Ten esperanza, la mayoría de las situaciones, por malas que sean, suelen ser pasajeras.

¿Cómo pueden ayudar la familia, pareja y amigos a una persona con depresión?

Estas 12 estrategias pueden resultar de utilidad para la familia, pareja y/o amigos íntimos de personas que sufren depresión:

  1. Aprender qué es la depresión, cuál es su tratamiento y lo que pueden hacer para ayudar en la recuperación de esta persona con este trastorno.
  2. Ayudarle a que se encuentre activo: planificar conjuntamente con él una lista de actividades diarias y gratificantes.
  3. Dedicar tiempo a estar con él.
  4. Su familiar/amigo/pareja con depresión desea mejorar. Si alguna vez les parece que lo contrario, significa que no comprenden que esa aparente falta de esfuerzo es uno de los síntomas de la propia enfermedad.
  5. Las críticas y los reproches activan los sentimientos propios de la depresión y dificultan su mejoría, evitarlos es importante.
  6. Elogiar cada uno de sus avances, por muy pequeños que sean.
  7. Ayudarle a identificar las fuentes de estrés y/o preocupación. Además, encontrar la forma más adecuada para hacerle frente puede servirle de gran ayuda.
  8. Ayudarle a llevar una vida sana, realizar ejercicio físico con él y hacer alguna actividad social gratificante que implique diversión.
  9. Ayudarle a mantener la adherencia al tratamiento acordado con los profesionales.
  10. Dar ejemplo y compartir con su amigo, familiar, pareja con depresión las restricciones respecto al consumo de alcohol u otras sustancias tóxicas.
  11. Tomar en serio cualquier pensamiento de suicidio y mostrar disposición para hablar con él o ella sobre este tema abiertamente.
  12. Si lo consideran necesario, pueden contactar con personal sanitario o utilizar el teléfono del servicio de emergencias cuando vean que su vida corre peligro, siempre que sea posible con el consentimiento de la persona afectada.

 

Fuente: «Grupo de Trabajo de la Guía Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Guía de Práctica Clínica sobre el Manejo de la Depresión en el Adulto. Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. Agencia de Evaluación de Tecnologías Sanitarias de Galicia (avalia-t); 2014. Guías de Práctica Clínica en el SNS: Avalia-t 2013/06

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